LA PISTA DE HIELO
De Roberto Bolaño.
La pista de hielo (1993) de Roberto Bolaño mezcla los enredos de un triángulo amoroso con la intriga de un confuso asesinato, que se desarrollan en el pueblo de Z, en la costa mediterránea española. El chileno Remo Morán, dueño de un camping y un bar, y el psicólogo Enric Rosquelles, empleado de confianza de la alcaldesa Pilar, se enamoran de la patinadora olímpica Nuria Martí.
Rosquelles establece, con fondos públicos, una pista de hielo clandestina en el Palacio de Benvingut, ubicado en las afueras de Z, para facilitarle los entrenos a la patinadora, una joven hermosa y artística. La pista de hielo es un escándalo administrativo a punto de estallar, un riesgo amoroso, el epicentro de la narrativa.
La subtrama se centra en la vida de los personajes marginales, “estrafalarios y difusos” (p. 20), que habitan el camping Stella Maris, propiedad de Morán, entre quienes destacan el vigilante nocturno Gaspar Heredia, poeta chileno, y dos mujeres indigentes: Carmen y Caridad, joven y loca (de quien, por supuesto, se enamora Heredia). Después de ser expulsadas del camping, las mujeres ocupan, subrepticiamente, un recodo del Palacio Benvingut.
Mientras Heredia sigue a Caridad, quien vaga por el pueblo, ambos observan una competencia de ala-delta (que prefigura la escritura o poesía aérea en “Ramírez Hoffman, el infame” y “Estrella distante”). Los personajes confluyen en la pista de hielo, en donde observan, ocultos, a la chica que practica su rutina al ritmo de la Danza de Fuego. La pista de hielo se convierte en el epicentro de la trama, un espacio vacío que configura la sociedad que describe.
En términos generales, la relación entre Remo Morán y Gaspar Heredia prefigura la de Arturo Belano y Ulises Lima (aunque también un tanto Enric Rosquelle, quien reseña novelas y, como B. en “Vagabundo en Francia y Bélgica”, lee a Lefebvre). Mientras reflexiona sobre la muerte, Morán argumenta lo siguiente:
“A veces por las mañanas, cuando desayuno solo, pienso que me hubiera encantado ser detective. Creo que no soy mal observador y tengo capacidad deductiva, además de ser un aficionado a la novela policíaca” (p. 108).
La violenta muerte de Carmen desencadena una serie de confesiones delirantes, miradas cruzadas y piezas que no encajan. El amor, como fuente de la locura y el desorden, atraviesa la trama y enlaza las historias de Remo, Enric, Nuria, Gaspar, Caridad, Carmen y El Recluta. El final tal vez resulte inesperado pero, inevitablemente, los acontecimientos han afectado y dispersado a los personajes.
“Según Lola, Morán daba trabajo a los amigos que tuvo a los dieciocho años, a un grupo de poetas que el tiempo y las circunstancias habían hecho recalar en la Madre Patria…Seres zarrapastrosos y heridos, resentidos, desadaptados, silenciosos, enfermos, con los que uno preferiría no encontrarse en una calle desierta…Los referidos poetas, unos perfectos desconocidos tanto en España como en Hispanoamérica…” (p.87).
Bolaño, Roberto. La pista de hielo. Barcelona: Seix Barral, 2003. 192 p.